Retos destacados
La informalidad en el sector del transporte de carga es un desafío persistente en Latinoamérica que afecta a las economías de las naciones y la Región en su conjunto.
Tradicionalmente, el sector TAC en ALC ha visto condicionado su desarrollo por prácticas gremiales que han favorecido la informalidad fiscal y la atomización de los operadores, generando un círculo vicioso que afecta la competitividad de los países.
La informalidad se manifiesta a través de la operación de transportistas que no cumplen con los requisitos legales y fiscales establecidos en sus naciones de origen, evadiendo impuestos y normativas aplicables a la conducción segura de sus vehículos.
La atomización de las empresas de transporte de carga es una característica común en Latinoamérica. Se estima que más del 90% de las empresas que operan en el sector son pequeñas con flotas entre 1 a 5 vehículos, bajo la figura del “hombre-camión”, en contraste con la presencia de unas pocas grandes empresas dominantes de los mercados formales.
La falta de regulación clara y efectiva en muchos de los países para controlar la formalidad en el transporte de carga ha incidido en la amplia participación del sector informal, que no cumplen con los requisitos legales y fiscales.
Ello ha degenerado en la competencia desleal para las empresas formales, con precios más bajos que no cubren los costos reales de los servicios, al evadir los impuestos y no pagar salarios justos a sus trabajadores, al tiempo de no contar con controles de calidad y seguridad de sus servicios.
El cambio generacional en el TAC y la diversificación de nuevas profesiones está afectando la atractividad del sector que sufre un progresivo envejecimiento de los conductores, escasez de mano de obra, y desprotección social, que condiciona su viabilidad a futuro.
El déficit de conductores es una de las principales consecuencias derivadas del poco atractivo del sector que además se está agravando con la fuga de conductores a otros países con mayores condiciones salariales, tal como es el caso de México y Centroamérica hacia EEUU y Canadá, y de Sudamérica hacia Europa, principalmente a España.
Al no ser valorado por los empresarios del sector muchos de los conductores laboran en un contexto de amplia informalidad con bajos salarios, en condiciones precarias, sin beneficios ni seguridad social. La mayor parte de los conductores trabajan largas horas y recorren grandes distancias, pero reciben una remuneración baja que no se corresponde con la dedicación y responsabilidad aplicable a sus funciones. Ello incide en que tengan dificultades para subsistir y mantener a sus familias.
Las jornadas laborales excesivamente largas y extenuantes, así como la falta de regulaciones adecuadas y la presión por cumplir con los plazos de entrega hacen que muchos conductores pasen largas horas al volante, sin descanso adecuado y poniendo en riesgo su salud y seguridad.
La salud y bienestar de los conductores no es tratada de manera adecuada e incide directamente en la alta siniestralidad y accidentalidad del sector, que afectan no sólo al propio sector sino a la comunidad en general.
Por otra parte, la falta de protección y seguridad laboral incide en el rechazo de los nuevos aspirantes al sector. Los trabajadores no tienen acceso a servicios básicos de salud y no cuentan con seguro de vida o de accidentes laborales. Ello significa que en caso de sufrir una lesión o enfermedad mientras trabajan, no tendrán los recursos necesarios para recibir atención médica adecuada.
En el marco de la informalidad del sector, los conductores también enfrentan situaciones de explotación laboral, especialmente aquellos que trabajan como subcontratistas o en empresas informales. Muchos de ellos son obligados a trabajar en condiciones injustas, sin contrato de trabajo, sin beneficios sociales y sin las protecciones legales necesarias.
La participación de las mujeres y personas con diversidad funcional en el Sector TAC ha sido históricamente poco relevante y forzada por condiciones personales. Los principales retos se centran en la igualdad de oportunidades, el empoderamiento y la seguridad.
Tradicionalmente en el transporte de carga persisten prejuicios y estereotipos de género muy enraizada en la cultura operativa del sector TAC. Existe la creencia arraigada que el trabajo es un campo exclusivamente masculino, lo cual ha incidido en la discriminación y desigualdad de oportunidades para las mujeres que deseen involucrarse en esta industria.
Estadísticamente, las mujeres representan entre 40% y 50% de la población trabajadora en los países latinoamericanos y su participación en el sector TAC es de menos del 5%, con lo cual se considera un potencial importante para cubrir los déficits requeridos en el sector.
La participación del género femenino mayormente ha estado destinada a funciones administrativas y directivas no vinculadas con la operación y, recientemente, se evidencia su inclusión en otras áreas como la conducción de los vehículos.
Las mujeres además enfrentan dificultades para acceder a programas de capacitación y educación en el transporte de carga en similitud de condiciones al género masculino, lo cual limita su capacidad para adquirir las habilidades y destrezas necesarias para ingresar al sector.
La inseguridad, violencia y acoso hacia las mujeres, problemática generalizada en la Región, se potencia aún más en el sector con mayor predominancia de hombres, con bajos niveles socioeconómicos y culturales. Ello indefectiblemente, incide en la falta de atractivo del sector para su participación o abandonen sus trabajos debido a las dificultades que enfrentan.
Finalmente, otro factor a tomar en cuenta es la falta de infraestructura adecuada para el ejercicio de sus actividades. La falta de instalaciones y políticas inclusivas en los espacios de trabajo relacionados con la carga, como sanitarios separados por género y áreas de descanso seguras y accesibles, puede crear un entorno hostil para las mujeres.
El sector TAC enfrenta desafíos importantes en la búsqueda de la sostenibilidad financiera y la rentabilización de sus operaciones, las cuales dependen de una combinación de múltiples factores.
El Sector TAC ha enfrentado históricamente la combinación de márgenes de beneficio pequeños con altos costos de capital (flota), y restricciones de financiación formal, lo que ha presionado a la baja los costos de personal y los gastos en mantenimiento.
Las empresas de transporte de carga deben enfocarse en la reducción de costos, la mejora de la eficiencia operativa, la diferenciación y la adaptación a las regulaciones para poder tener éxito en este sector tan competitivo.
Entre los diferentes factores que afectan la sostenibilidad financiera vale destacar:
- Costos operativos:
- Combustible: El precio del combustible es uno de los principales costos operativos en el transporte de carga. Las fluctuaciones en el precio del combustible pueden afectar significativamente la rentabilidad de las empresas.
- Mantenimiento y reparación: Los vehículos de carga requieren mantenimiento y reparación regular, lo que representa un costo significativo para las empresas.
- Peajes e impuestos: Los peajes e impuestos también impactan en los costos operativos, especialmente para las empresas que realizan transporte de larga distancia.
- Competencia:
- Competencia en precios: La competencia en el sector del transporte de carga es intensa, lo que puede presionar a la baja los precios y afectar la rentabilidad.
- Diferenciación: Las empresas de transporte de carga necesitan diferenciarse de la competencia para atraer y fidelizar clientes.
- Rentabilidad:
- Precios de flete: La fijación de precios competitivos es fundamental para la rentabilidad, pero también debe considerar los costos operativos y la competencia del mercado.
- Diversificación de clientes: Depender de un solo cliente o sector puede ser riesgoso. Diversificar la cartera de clientes puede mejorar la estabilidad financiera.
- Gestión financiera: Una gestión financiera adecuada, que incluya la planificación financiera, control de costos y análisis de inversiones, es fundamental para la rentabilidad.
- Regulaciones:
- Regulaciones ambientales: Las regulaciones ambientales cada vez más estrictas pueden aumentar los costos operativos para las empresas de transporte de carga.
- Regulaciones laborales: Las regulaciones laborales también pueden afectar los costos operativos, especialmente en lo que respecta a los salarios y las horas de trabajo.
- Eficiencia operativa:
- Optimización de rutas: La planificación y optimización de rutas es crucial para minimizar el tiempo de viaje y el consumo de combustible.
- Utilización de la capacidad: La capacidad de carga ociosa puede afectar negativamente la rentabilidad. Es importante maximizar la utilización de la capacidad para optimizar los costos.
- Tecnología: La adopción de tecnología puede mejorar la eficiencia operativa en áreas como la gestión de flotas, el seguimiento de envíos y la comunicación con los clientes.
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