Una parte sustancial de los problemas de accidentabilidad e inadecuadas condiciones de trabajo en el TAC proviene de la falta de infraestructuras de apoyo a la conducción y al descanso de los operadores, en las que la tecnología resulta un complemento clave.

La mayor parte de las operaciones de transporte en las carreteras de América Latina suponen largas jornadas de conducción, a lo largo de vías precarias, con pavimentos deficientes, sin bordes de seguridad, y sometidas constantemente a riesgos por derrumbes o inundaciones, cada vez más frecuentes.

Adicionalmente, en numerosas ocasiones los conductores del transporte automotor de carga disponen de escasas opciones para poder alimentarse correctamente, realizar su higiene personal, o para pernoctar en condiciones seguras a lo largo de la ruta. Esta situación recurrente afecta sus capacidades y reflejos, y es una causa frecuente de accidentes.

La provisión de infraestructura se limita, usualmente, a estaciones de servicio o zonas de descanso y alimentación no reguladas, en las que los conductores disponen de poco espacio de maniobra, que frecuentemente se superpone a la vía de circulación.

La solución directa a esta problemática es dotar a las vías con espacios formales para la atención de las necesidades básicas de los operadores de transporte, a través de la construcción de centros camioneros o truck centers, situados en tramos estratégicos del recorrido. 

Los truck centers se conciben como recintos cerrados y vigilados, en los que los transportistas pueden disponer de diferentes servicios de repostaje de combustible, lavado de sus unidades, zonas recreativas y de pernocta, puntos de aseo personal, y alimentación. La puesta en servicio de estos espacios debe, necesariamente, complementarse con sistemas de información sobre las condiciones de tránsito en la vía y, eventualmente, con sistemas digitales para la captación de servicios como bolsas de carga nacionales o regionales.

El transporte automotor de carga es un sector económico clave para todos los países de América Latina, en los que históricamente ha dominado el reparto modal de la carga general y a granel, tanto en los flujos de comercio internacional, como a nivel doméstico y de distribución urbana; mientras que otras alternativas como el transporte ferroviario, fluvial o de cabotaje han tenido una presencia limitada a segmentos específicos de carga o a un número muy limitado de casos de éxito.

A pesar de su peso económico y social, el TAC es un sector escasamente valorado por la opinión pública y habitualmente postergado en las prioridades políticas. El motivo principal es que tiende a ser percibido como un sector conflictivo, poco transparente, y con escaso compromiso social. Estas apreciaciones subjetivas, sin embargo, desconocen la complejidad de un sector en el que conviven diferentes tipologías de proveedores de servicios de transporte, con diversas aproximaciones de negocio y dimensiones.

Históricamente, los ministerios de obras públicas han sido los responsables de la regulación y planificación del sector TAC, aunque su mayor prioridad ha sido la inversión en infraestructura vial. 

La respuesta del Sector Público a las necesidades del TAC, habitualmente se ha traducido en una fiscalización arbitraria y poco transparente, y en una institucionalidad no dedicada a solucionar los problemas del Sector. El resultado es una falta de confianza a corregir.

En la última década, un número significativo de gobiernos y usuarios de TAC en América Latina han ido aumentando su nivel de conciencia sobre la importancia de este sector para la competitividad de las economías en general, y de los negocios de exportación e importación en particular. Este cambio de aproximación al TAC ha revelado su complejidad y sus carencias, y ha permitido ir incorporando a sus representantes en las mesas consultivas de comercio exterior, y en la preparación de los planes de logística nacionales y su infraestructura asociada. 

Aun en el contexto anterior, el sector TAC, y la logística de cargas en general, adolece de un marco institucional adaptado a sus necesidades y a los nuevos retos operacionales y de negocio. Entre las soluciones de corto plazo están la implementación de mesas sectoriales de actores públicos y privados para discutir y generar soluciones y aportar nuevas iniciativas en el marco de una hoja de ruta consensuada; y la creación de una Oficina de Atención al Transportista, que tendría entre sus funciones el acompañamiento en la regularización o formalización de sus negocios, la organización de cursos de digitalización, a la vez que podría funcionar como ventanilla única para agilizar trámites, registros de datos y vehículos, autorizaciones y generación de permisos de conducción, entre otros. 

La seguridad de los conductores y la carga es una preocupación transversal a todo el Sector TAC en América Latina y el Caribe. Al respecto, si bien las condiciones de seguridad varían entre los diferentes países de la región y se intensifican o se mitigan en determinadas épocas, el riesgo asociado permanece sin que los gobiernos y los diversos actores públicos y privados involucrados hayan conseguido solventar esta problemática de forma definitiva.

La mayor parte de las veces el objetivo de la delincuencia organizada u ocasional es la carga transportada, a la que acceden normalmente gracias a información previa, produciéndose asaltos habituales en las vías de mayor tráfico. Muchas veces, sin que la mercancía o el vehículo sean recuperados, lo que incrementa la sensación de riesgo entre los conductores.

Las condiciones de inseguridad en las carreteras generan graves problemas de indefensión en los conductores de la flota de transporte de carga, que en numerosas ocasiones son sometidos a secuestros, vejaciones e, incluso, pueden perder sus pertenencias y su propia vida y en situaciones recurrentes de alto riesgo.

Los conductores de transporte automotor de carga no suelen contar en estos recorridos con mayor ayuda que la de sus propios sistemas de comunicaciones personales. La reacción de la autoridades suele ser lenta, y habitualmente se ven forzados a transitar por zonas de riesgo al no contar con espacios protegidos para poder esperar.

Adicionalmente a los riesgos habituales en los recorridos urbanos e interurbanos, las nuevas tecnologías añaden nuevos retos de ciberseguridad y protección de datos que deben ser atendidos de forma complementaria. En numerosas ocasiones, los riesgos informáticos son el origen de los asaltos programados de los delincuentes a la flota de carga.

El transporte de carga en América Latina enfrenta diversos desafíos que limitan su desarrollo y sostenibilidad, generando brechas al interior de cada país de la región, afectando la calidad de vida de la población y el potencial de desarrollo de las diversas actividades económicas y a su vez generando brechas entre la región y otras regiones del mundo donde esta actividad de transporte de carga se encuentra más desarrollado. Ofreciendo mejores condiciones de competitividad para la movilización de la carga.

Situaciones tales como la informalidad, la segmentación, la debilidad institucional, la baja renovación de flotas, las limitaciones para el acceso al financiamiento de los actores de menor tamaño, la relativamente baja aplicación de nuevas tecnologías y la diversidad de normativas, entre otros aspectos, son retos importantes a los que se enfrenta el sector.

En el contexto de la situación anterior, el fortalecimiento institucional y la capacitación de los operadores de transporte de carga son aspectos cruciales para el desarrollo y la eficiencia del sector de transporte en América Latina. Ambos aspectos están directamente relacionados si se entiende que la capacitación de los funcionarios del Estado es una actividad complementaria a la capacitación de los operadores del sector transporte en el ámbito privado. 

El fortalecimiento institucional se refiere al proceso mediante el cual las organizaciones y entidades gubernamentales mejoran su capacidad para cumplir con sus funciones y responsabilidades de manera efectiva y sostenible. Ello es de vital importancia para el sector transporte en tanto se entiende que:

• Eficiencia y Eficacia: Instituciones sólidas y bien estructuradas pueden proporcionar servicios de transporte más eficientes y efectivos.
• Transparencia y Rendición de Cuentas: El fortalecimiento institucional promueve la transparencia, la rendición de cuentas y la confianza en el sector.
• Desarrollo Sostenible: Una buena gobernanza y regulación institucional son fundamentales para el desarrollo sostenible del transporte.

El fortalecimiento institucional puede incluir iniciativas muy diversas, tales como:

• Mejora de la legislación y regulación: Actualización de leyes y normativas para abordar los desafíos actuales del transporte.
• Capacitación del personal: Formación continua para los funcionarios y empleados del sector transporte.
• Modernización tecnológica: Implementación de sistemas avanzados para la gestión y control del transporte.

La capacitación, tanto de los funcionarios del Estado como de los operadores de transporte de carga implica proporcionarles habilidades, conocimientos y competencias específicas para realizar sus tareas de manera eficiente.

La capacitación de los funcionarios del Estado apunta a suministrar mayores habilidades para el diagnóstico, planificación y gestión del sector. La capacitación de actores del sector en el ámbito privado apunta a mejorar la seguridad y la eficiencia en el desarrollo de la actividad. La capacitación orientada a los operadores privados también resulta de interés para los funcionarios del Estado, en tanto en la medida en que estos últimos tienen mayor conocimiento de las condiciones de operación de la actividad, puede realizar con mayor conocimiento y comprensión tareas de diagnóstico, planificación y gestión del sector. 

La capacitación de los operadores de carga puede repercutir en diferentes aspectos asociados a la actividad, por ejemplo, en la seguridad, la optimización de recursos y el cumplimiento de la normativa aplicable al sector transporte.

Áreas de Capacitación que diversos estudios señalan como las más relevantes en la región, incluyen aspectos tales como los siguientes:

• Gestión empresarial para pequeños empresarios del transporte y transportistas informales, incluyendo el adecuado manejo de costos e ingresos y la correcta estimación de tarifas
• Manejo de Carga: Cómo cargar, descargar y asegurar la carga correctamente.
• Conducción Segura: Técnicas de conducción, seguridad vial y prevención de accidentes.
• Normativas y Documentación: Conocimiento de leyes, permisos y documentación necesaria.
• Gestión de flotas, incluyendo la administración y seguimiento de los vehículos, así como la selección de las rutas más adecuadas.

En resumen, el fortalecimiento institucional y la capacitación de los operadores son esenciales para un sistema de transporte de carga eficiente, seguro y sostenible en América Latina y constituyen retos importantes para el crecimiento y sostenibilidad del sector.

Aunque estadísticamente la mayor participación de los accidentes de tráfico involucra a los vehículos privados, los accidentes en los que se involucran los vehículos de carga implican un mayor impacto comunicacional por los costos económicos, sociales y ambientales que estos generan.

Los accidentes causados por vehículos de carga en mal estado es una de las asociaciones negativas que contribuyen a la mala imagen del Sector TAC entre la población. Es necesario medir el impacto de las soluciones adoptadas. 

Entre las principales causas vinculadas a los accidentes de tráfico del transporte de carga destacan 3 factores básicos: el humano (conductor), el mecánico y la infraestructura por donde circulan. 

• En cuanto al factor humano:
  • Exceso de velocidad: se ubica entre los principales factores de riesgo, aumentando significativamente la probabilidad de lesiones fatales.
  • Fatiga y somnolencia: La conducción prolongada sin descanso adecuado puede afectar la capacidad de reacción del conductor.
  • Distracciones del conductor: el uso de dispositivos móviles (pantallas, celulares, etc.), comer o beber mientras se conduce aumenta el riesgo de accidentes.
  • Comportamiento imprudente: No respetar las normas de tránsito, conducir bajo la influencia del alcohol o drogas, también son factores determinantes en la causalidad de los accidentes.
  • Falta de formación: Los conductores deben recibir capacitación adecuada en seguridad vial y conducción de vehículos de carga.

En cuanto al factor mecánico:

• Deficiente mantenimiento de la unidad: Fallas en los frenos, caja de velocidad, llantas u otros componentes del vehículo pueden causar accidentes.
• Sobrecarga: Exceder la capacidad de carga del vehículo aumenta el riesgo de volcaduras y otros desperfectos del vehículo.
• Condiciones inadecuadas del vehículo: Vehículos antiguos o en mal estado son más propensos a sufrir averías.

Factor infraestructura:

• Vías deficientes: Malas condiciones de las carreteras, señalización insuficiente o falta de iluminación aumentan el riesgo de accidentes.
• Condiciones climáticas adversas: Lluvia intensa, niebla o nieve pueden dificultar la conducción y reducir la visibilidad.

Los accidentes de transporte de carga tienen un impacto significativo en diversos aspectos, desde lo social hasta lo económico. Las consecuencias pueden ser agrupadas en impactos humanos, económicos, ambientales, entre otros: 

• Impacto humano:
  • Lesiones graves: Los conductores y ocupantes de otros vehículos involucrados en el accidente pueden sufrir lesiones graves con secuelas a largo plazo, incluyendo discapacidades permanentes.
  • Pérdidas humanas: Los accidentes en los que se involucran el transporte de carga pueden ser fatales, dejando víctimas mortales.
• Impacto económico:
  • Impacto en el sector transporte: Los accidentes de transporte de carga pueden afectar el flujo de mercancías y la cadena de suministro, generando retrasos y pérdidas económicas para las empresas.
  • Daños materiales: Los vehículos involucrados en el accidente, así como la carga que transportan, pueden sufrir daños considerables, que derivan indefectiblemente pérdidas económicas.
  • Costos indirectos: Los accidentes también generan costos indirectos como la pérdida de productividad, el tiempo de inactividad, costos por congestión, los costos legales, reparación de daños e indemnizaciones.
  • Costos médicos: La atención médica para las víctimas de estos accidentes puede ser costosa, incluyendo hospitalización, rehabilitación y tratamiento a largo plazo.
• Impacto ambiental:
  • Vertido de carga: El accidente puede ocasionar el vertido de la carga transportada, lo que puede ser peligroso para el medio ambiente si se trata de sustancias tóxicas o peligrosas.
  • Derrames de combustible: Los accidentes de camiones cisterna pueden provocar derrames de combustible que contaminan el suelo y las aguas, con graves consecuencias para el ecosistema.

Las soluciones en el sector pasan por mitigar muchas de las consecuencias ya indicadas, considerando actuaciones como: mantenimiento de los vehículos, capacitación a los conductores, aplicar controles de velocidad, mejoras a la infraestructura (iluminación, mejoras de diseño, rampas de frenado), control y vigilancia de las autoridades para el cumplimiento de las normas de seguridad vial y la instrumentación de tecnología para facilitar la implementación de estas soluciones. 

El sector TAC enfrenta desafíos importantes en la búsqueda de la sostenibilidad financiera y la rentabilización de sus operaciones, las cuales dependen de una combinación de múltiples factores. 

El Sector TAC ha enfrentado históricamente la combinación de márgenes de beneficio pequeños con altos costos de capital (flota), y restricciones de financiación formal, lo que ha presionado a la baja los costos de personal y los gastos en mantenimiento.

Las empresas de transporte de carga deben enfocarse en la reducción de costos, la mejora de la eficiencia operativa, la diferenciación y la adaptación a las regulaciones para poder tener éxito en este sector tan competitivo.

Entre los diferentes factores que afectan la sostenibilidad financiera vale destacar: 

• Costos operativos:
  • Combustible: El precio del combustible es uno de los principales costos operativos en el transporte de carga. Las fluctuaciones en el precio del combustible pueden afectar significativamente la rentabilidad de las empresas.
  • Mantenimiento y reparación: Los vehículos de carga requieren mantenimiento y reparación regular, lo que representa un costo significativo para las empresas.
  • Peajes e impuestos: Los peajes e impuestos también impactan en los costos operativos, especialmente para las empresas que realizan transporte de larga distancia.
• Competencia:
  • Competencia en precios: La competencia en el sector del transporte de carga es intensa, lo que puede presionar a la baja los precios y afectar la rentabilidad.
  • Diferenciación: Las empresas de transporte de carga necesitan diferenciarse de la competencia para atraer y fidelizar clientes.
• Rentabilidad:
  • Precios de flete: La fijación de precios competitivos es fundamental para la rentabilidad, pero también debe considerar los costos operativos y la competencia del mercado.
  • Diversificación de clientes: Depender de un solo cliente o sector puede ser riesgoso. Diversificar la cartera de clientes puede mejorar la estabilidad financiera.
  • Gestión financiera: Una gestión financiera adecuada, que incluya la planificación financiera, control de costos y análisis de inversiones, es fundamental para la rentabilidad.
• Regulaciones:
  • Regulaciones ambientales: Las regulaciones ambientales cada vez más estrictas pueden aumentar los costos operativos para las empresas de transporte de carga.
  • Regulaciones laborales: Las regulaciones laborales también pueden afectar los costos operativos, especialmente en lo que respecta a los salarios y las horas de trabajo.
• Eficiencia operativa:
  • Optimización de rutas: La planificación y optimización de rutas es crucial para minimizar el tiempo de viaje y el consumo de combustible.
  • Utilización de la capacidad: La capacidad de carga ociosa puede afectar negativamente la rentabilidad. Es importante maximizar la utilización de la capacidad para optimizar los costos.
  • Tecnología: La adopción de tecnología puede mejorar la eficiencia operativa en áreas como la gestión de flotas, el seguimiento de envíos y la comunicación con los clientes.