La participación del sector TAC en los sistemas de integración de procedimientos como las ventanillas únicas de comercio exterior (VUCEs), plataformas de comercialización de determinados segmentos productivos, Port Community Systems (PCS) o Air Cargo Community Systems (ACCS), resulta fundamental
Durante la última década varios países de América Latina y el Caribe han ido implementando sistemas de inspección aduanera anticipada, con el objetivo declarado que las inspecciones a la llegada o salida de la mercancía sean cada vez más infrecuentes e innecesarias.
La Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCE), es un sistema integrado que permite a los involucrados en operaciones de comercio exterior y transporte internacional gestionar, a través de Internet, los trámites requeridos por las entidades públicas competentes para el ingreso, salida o tránsito
Las certificaciones digitalizadas están avanzando progresivamente como un modelo eficiente para la verificación del cumplimiento de los requisitos legales y como elementos diferenciadores de la calidad y eficiencia en la prestación de los servicios de transporte, que otorgan confianza a los clien
La Ventanilla Única de Comercio Exterior –VUCE– de Colombia se ha consolidado como la principal herramienta de Facilitación del Comercio del país.
La Unión Europea está desarrollando un nuevo programa de seguridad y protección aduanera previa a la llegada de mercancías, basado en un sistema de información a gran escala con información anticipada de los envíos.
El mundo de la logística se está transformando de manera acelerada desde la irrupción de la pandemia del COVID-19. En el poco tiempo transcurrido desde entonces la logística globalizada ha evidenciado importantes riesgos asociados al alargamiento temporal y geográfico de las cadenas de producción-consumo, que ha llevado a que varias empresas se replanteen la localización de sus fábricas y den prioridad a la seguridad de los envíos por encima del coste de producción.
Los sucesivos acontecimientos que han afectado la viabilidad de las rutas marítimas más transitadas, como el bloqueo temporal del Canal de Suez por el encallamiento de un portacontenedores, los ataques a los mercantes por piratas o grupos insurgentes en las costas del Mar Rojo, o los problemas de tránsito por insuficiencia de agua en el Canal de Panamá; han reforzado aún más el convencimiento de las multinacionales industriales sobre la necesidad de acercar sus activos de producción a sus mercados de consumo.
Estos procesos de relocalización, conocidos como nearshoring or reshoring están teniendo un impacto muy significativo en varios países de América Latina y, particularmente, en la capacidad del sector transportista para poder adaptarse a la creciente demanda de servicios y a la irrupción de grandes empresas en los territorios en los que históricamente han desarrollado su actividad.
Las exigencias y necesidades de las empresas relocalizadas se centran, precisamente, en las garantías de calidad, tiempo y confiabilidad de los servicios de transporte que requieren. Para estas empresas, la mayor cercanía a sus mercados y la inversión en relocalización no puede verse condicionada por un deficiente servicio de transporte local.
Es así como el sector TAC tradicional se ve obligado a incrementar rápidamente sus capacidades competitivas, frente a nuevos entrantes en el negocio, que ya han transitado previamente por una reestructuración de sus organizaciones y por una mayor digitalización de sus operaciones.
Un buen ejemplo de estas adaptaciones son las empresas de transporte vinculadas a los grandes grupos armatoriales globales. El avance de las Cadenas Globales de Valor ha impulsado la completa digitalización de las navieras, que ahora buscan alcanzar niveles de alta eficiencia en el lado tierra, lo que genera tensiones con el sector transportista en el servicio de las compañías relocalizadas, y requiere esquemas de coordinación eficaces.