La carta de porte digital o electrónica es un sistema en el que el documento se almacena en formato digital y puede intercambiarse electrónicamente entre el expedidor, el transportista y el destinatario.
El avance hacia la digitalización y gestión electrónica de los trámites requeridos por la Administración Pública es una tendencia consolidada en el sector del transporte automotor, en el que varios países de América Latina han progresado de forma sostenida en los últimos años, particularmente a p
Los observatorios de carga son parte fundamental para asegurar el buen funcionamiento del sector TAC, a través del suministro de información fiable, actualizada, transparente y accesible sobre de la actividad de transporte y de la logística los países de América Latina.
El documento de Guía de Remisión es el más utilizado por el Sector TAC en Perú, tanto para los desplazamientos domésticos, como para el movimiento de la carga en importación que se nacionaliza en los puertos y de exportación que llega a los terminales portuarios o a los almacenes extraportuarios
El transporte automotor de carga es un sector económico clave para todos los países de América Latina, en los que históricamente ha dominado el reparto modal de la carga general y a granel, tanto en los flujos de comercio internacional, como a nivel doméstico y de distribución urbana; mientras que otras alternativas como el transporte ferroviario, fluvial o de cabotaje han tenido una presencia limitada a segmentos específicos de carga o a un número muy limitado de casos de éxito.
A pesar de su peso económico y social, el TAC es un sector escasamente valorado por la opinión pública y habitualmente postergado en las prioridades políticas. El motivo principal es que tiende a ser percibido como un sector conflictivo, poco transparente, y con escaso compromiso social. Estas apreciaciones subjetivas, sin embargo, desconocen la complejidad de un sector en el que conviven diferentes tipologías de proveedores de servicios de transporte, con diversas aproximaciones de negocio y dimensiones.
Históricamente, los ministerios de obras públicas han sido los responsables de la regulación y planificación del sector TAC, aunque su mayor prioridad ha sido la inversión en infraestructura vial.
La respuesta del Sector Público a las necesidades del TAC, habitualmente se ha traducido en una fiscalización arbitraria y poco transparente, y en una institucionalidad no dedicada a solucionar los problemas del Sector. El resultado es una falta de confianza a corregir.
En la última década, un número significativo de gobiernos y usuarios de TAC en América Latina han ido aumentando su nivel de conciencia sobre la importancia de este sector para la competitividad de las economías en general, y de los negocios de exportación e importación en particular. Este cambio de aproximación al TAC ha revelado su complejidad y sus carencias, y ha permitido ir incorporando a sus representantes en las mesas consultivas de comercio exterior, y en la preparación de los planes de logística nacionales y su infraestructura asociada.
Aun en el contexto anterior, el sector TAC, y la logística de cargas en general, adolece de un marco institucional adaptado a sus necesidades y a los nuevos retos operacionales y de negocio. Entre las soluciones de corto plazo están la implementación de mesas sectoriales de actores públicos y privados para discutir y generar soluciones y aportar nuevas iniciativas en el marco de una hoja de ruta consensuada; y la creación de una Oficina de Atención al Transportista, que tendría entre sus funciones el acompañamiento en la regularización o formalización de sus negocios, la organización de cursos de digitalización, a la vez que podría funcionar como ventanilla única para agilizar trámites, registros de datos y vehículos, autorizaciones y generación de permisos de conducción, entre otros.