La movilidad eléctrica está comenzando a avanzar en la región, siendo aún un porcentaje muy bajo en el total de la flota de transporte de América latina, pero la adopción de vehículos eléctricos puede contribuir significativamente a reducir la contaminación y las emisiones. Sin embargo, la movilidad eléctrica en América Latina enfrenta varios desafíos y barreras que afectan su desarrollo, entre otros:
Costos: Los vehículos eléctricos suelen tener un precio inicial más alto en comparación con los vehículos de combustión interna. Esto puede dificultar su adopción masiva, especialmente en países con economías emergentes como la de los países de la región. Se espera que en los próximos años, en la medida en que se haga masivo el uso de vehículos eléctricos en el mundo, el diferencial de costos de estos frente a vehículos con tecnologías tradicionales se reduzca y tienda a desaparecer.
Infraestructura de Carga: La falta de infraestructura de carga es un obstáculo importante. Se requieren más estaciones de carga eléctrica en áreas urbanas y rurales para que los conductores puedan cargar sus vehículos de manera conveniente.
Concientización Social: La falta de conocimiento y conciencia pública sobre los beneficios de la movilidad eléctrica puede disuadir a las personas de considerarla como una opción viable. También existen importantes resistencias al cambio asociadas a los sectores vinculados a la comercialización, mantenimiento, venta de repuestos y operación de vehículos con tecnologías tradicionales.
Regulación y Políticas: La ausencia de regulaciones claras y políticas específicas para fomentar la movilidad eléctrica dificulta su adopción. Se necesitan incentivos fiscales y normativas que promuevan la transición hacia vehículos eléctricos.
Costos de Manufactura y Venta: Aunque los costos de fabricación de baterías han disminuido en los últimos años, todavía existen desafíos económicos en la producción y venta de vehículos eléctricos.
Apoyo Fiscal Insuficiente: A pesar de algunos avances, se requieren más medidas de apoyo fiscal para impulsar la movilidad eléctrica. Esto incluye exenciones de impuestos, subsidios y otros incentivos financieros.
En resumen, aunque la movilidad eléctrica está avanzando en América Latina, es necesario superar estas barreras para lograr una adopción más amplia y sostenible de los vehículos eléctricos.