En el contexto de la pandemia del coronavirus (COVID-19) la demanda de servicios del transporte de carga aumentó significativamente, al tiempo que varios de los profesionales de la conducción tuvieron que retirarse del servicio al pertenecer a grupos vulnerables, por presentar afecciones subyacentes graves, que los limitaba en el manejo de los vehículos, ello propició la incorporación de mujeres a la prestación del servicio, en aras de apoyar a sus familias y lo atractivo de las remuneraciones del sector. 

De este modo, mujeres que ya trabajaban en el sector en el Estado de Baja California, decidieron organizarse y crear la primera Asociación de Mujeres Operadoras de Carga (AMO) en México, de la mano de su actual directora Paola Moncada y con apoyo de la Delegación Estatal de Baja California de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR). Así, en mayo de 2022, en la ciudad de Tijuana, tomaron protesta para la creación de esta organización, con la "finalidad de impulsar la igualdad de género en este sector, fortalecer la atracción de talento femenino al gremio, y de buscar mecanismos de protección para el desarrollo de sus habilidades profesionales". 

El programa también contó en su arranque con el apoyo del Centro de Capacitación para el Trabajo Industrial (CECATI) de Tijuana en la formación de las conductoras y recientemente, además del reconocimiento de distintos actores del sector, cuenta también con la contribución de capacitadores de empresas armadoras de vehículos de carga ubicadas en el país. 

La agrupación inició con 22 mujeres, entre empresarias y operadoras y para su primer aniversario (junio/2022) ya la integraban 35 asociadas. 

La industria del transporte automotor de carga (TAC) siempre ha estado asociada a actividades conducidas por hombres, pero poco a poco el género femenino ha ido penetrando en el sector ocupando ya no solo puestos administrativos y de servicios, sino además directivos e incluso en la propia conducción de los vehículos. 

Se estima que México cuenta con un 2.4% en participación de mujeres conductoras y aunque las barreras por temas de seguridad, acoso laboral y pocas oportunidades en el ingreso del sector, se ha iniciado un camino de desarrollo profesional para el género en esta industria. 

La iniciativa buscó expansión a otros estados del país, en particular del norte de México, pero ya se ha expandido hasta la Región Central del país. 

Desde que arrancó la iniciativa no han parado de suscribir convenios con fabricantes, proveedores y gobiernos regionales, logrando dictar cursos con una periodicidad casi mensual en distintos estados de la república mexicana .  

La incorporación a la fuerza laboral del sector se prevé busca cubrir el déficit de operadores, al tiempo de ser una importante fuente de empleos con inclusión social y de género 

Retos que se consideran en la inclusión de género, además de la formación y propio reconocimiento del sector, está la necesidad de acondicionar la infraestructura de los centros de distribución incluyendo baños y servicios para poder atender a las conductoras.