Los tacógrafos son dispositivos claves contra la inseguridad en las carreteras. Los tacógrafos pueden registrar variables como la distancia recorrida por la unidad de transporte, la velocidad (promedio y máxima), las aceleraciones y frenadas bruscas, el tiempo que pasa el vehículo al ralentí (periodo durante el cual el vehículo permanece detenido con el motor en marcha), tiempos de descanso e interrupciones, entre otros.
La información obtenida del tacómetro puede recopilarse en una base de datos, para el análisis de las condiciones de conducción y del cumplimiento de las normativas, como, por ejemplo, las referidas al tiempo máximo de conducción y el período mínimo de descanso.
Los nuevos tacógrafos digitales sustituyen los discos de los tacógrafos analógicos por tarjetas inteligentes, dotadas de un chip que almacena toda la información de acuerdo con el perfil del usuario. Estos dispositivos se sitúan en la cabina del conductor, a fin de que pueda visualizarlo correctamente.
Complementariamente, el avance de la digitalización ya permite hacer análisis toxicológicos y su transmisión en tiempo real a la base de datos de las autoridades de control. Estos dispositivos permiten un contraste inmediato de los datos obtenidos en el registro con el historial de infracciones, así como, posibles variaciones en las sustancias consumidas, lo que le permite a la autoridad tomar la mejor decisión en un plazo muy breve de tiempo.